//
you're reading...
ECONOMÍA

Cinco mentiras y una estafa: la reforma de pensiones

Con la excusa de ahorrar 570 millones al año y garantizar la sostenibilidad del sistema, el Gobierno Rajoy condena a los españoles a vivir la vejez en condiciones cada vez más miserables. Los números desnudan la falsedad de unos argumentos que son pura ideología: ni el sistema es insostenible, ni ahorrar 570 millones al año justifica un cambio que sería innecesaria si el gobierno se limitase, por ejemplo, a recortar o eliminar los 4.000 millones con los que hoy bonifica cada año a quienes tienen contratado un plan de pensiones privado con la banca, que solo contando a BBVA y Santander ha logrado este año de enero a marzo 2.939 millones de euros de beneficios (cinco veces lo que ahorrará el Gobierno con la reforma con la que nos quiere sacudir hoy). Tampoco es cierto que las pensiones españolas sean altas, ni que España gaste más en jubilados que nuestros vecinos europeos: al contrario, un alemán o un danés medio cobran hoy casi el doble de pensión que un español medio (que percibe la tercera pensión más baja de Europa), hecho que explica que en países como Alemania, Italia o Francia dediquen a pagar a sus jubilados el doble de PIB que España.

Así que la razón última de las reformas hay que buscarla en la ideología del sálvese quien pueda que impregna las políticas liberales aplicadas por los dos últimos gobiernos. Nuevamente los números se encargan de arrancar caretas: con lo que España piensa ahorrar hasta 2027 en pensiones con el retraso de la jubilación de Zapatero y el nuevo pensionazo de Rajoy, no daría siquiera para pagar los 38.590 millones de euros que saldrán este año de nuestros impuestos para abonar  intereses de la deuda.

Es la batalla de la ideología contra las matemáticas, que desemboca en una paradoja de aúpa: ese dinero de intereses que paga España cada año (más de lo que se dedica a prestaciones para los 6 millones de parados) acabará en las cuentas de resultados de  bancos y grandes fondos de inversión como los que financian los sistemas de pensiones de países como Estados Unidos y Australia. Ellos son los mercados, nosotros su moneda de cambio. Estas son algunas de sus mentiras:

1. El sistema español de pensiones es insostenible. Falso. El sistema de pensiones no es sostenible o insostenible por sí solo. Depende de cuánto estemos dispuestos a pagar por nuestras pensiones o las de nuestros mayores. Decir que es insostenible es pura ideología, como demuestran los datos: España dedica a pensiones en la actualidad el 8% de su PIB, cuando en países como Francia o Alemania esa cifra roza ya el 15%, porcentaje que en Italia se supera.

La cuestión es así con qué dinero se pagan esas pensiones. Si, como España, eliges un modelo basado en que los cotizantes de hoy pagan las pensiones de hoy, el sistema chirría a la menor crisis de paro. Si, como en otros países europeos, sacas el dinero de pensiones directamente de los presupuestos, las crisis de empleo no desestabilizan el sistema. Simplemente, el año que haya menos cotizantes seguirá habiendo dinero en el presupuesto, que saldrá de otras partidas, ya sea de inversiones en carreteras, de la construcción de aeropuertos o del mantenimiento de la plantilla y los servicios de la administración. Así que no, el sistema no es insostenible, sino que se quiere hacer ver insostenible por quienes, ideológicamente, apuestan por recetas liberales.

Alegar insostenibilidad es solo parte de una estrategia para laminar el sistema de solidaridad. Otro dato: si se cumplen esas proyecciones demográficas que apuntan a que el envejecimiento de nuestra población llevará el gasto en pensiones del 8% del PIB actual al 15% en el horizonte del 2040, estaremos yendo a lo que ya gastan hoy Alemania o Italia. Y pagan sus pensiones cada mes.

2. No hay más alternativas que retrasar la edad de jubilación y rebajar la pensión media. También falso. Ya hemos visto que hay más vías para conseguir recursos. Todo pasa por redireccionar partidas del presupuesto a pensiones (a mi me sobran todas las diputaciones, a otros le sobrarán todas las televisiones autonómicas, el Senado, la mitad de los aeropuertos o el 60% de los políticos, por ejemplo). Incluso sin salirse de las propias pensiones hay recursos que se pierden por razones puramente ideológicas. Un ejemplo clarísimo: España renuncia cada año a recaudar más de 4.000 millones de euros, que es lo que cuestan las deducciones fiscales a quienes tienen un plan privado de pensiones. Con la simple supresión de esas bonificaciones este país podría haber ahorrado casi la mitad de los 10.000 millones que se recortaron el último año en educación y sanidad. No se hizo. Se prefirió atacar las dos patas fundamentales del sistema de bienestar antes que reducir los privilegios fiscales de quien puede pagarse un plan de pensiones privado. Al fin y al cabo, esas deducciones no dejan de ser otra ayuda a quien nos gobierna: la banca, que gracias al Gobierno también hace negocio con el sistema de pensiones. ¿Es aceptable y asumible en un país en el que dicen que las pensiones públicas son insostenibles que regalemos 4.000 millones al año para planes de pensiones privados? No parece lógico.

Es solo un ejemplo. Hay más, algunos manidos de tanto usarlos sin que los gobernantes escuchen. Como los 50.000 millones que, según los técnicos de Hacienda y el CES, el Estado se deja con la absoluta permisividad que muestra hacia la economía sumergida, sobre todo de grandes empresas. O como fraudes admitidos año tras año, como los de esas empresas que despiden a sus trabajadores el mes de vacaciones, práctica tan ilegal como habitual, que cuesta 1.500 millones al año.

Esas vías no se exploran, como no se consultan con la ciudadanía de esta democracia devaluada opciones como pagar más: ¿Cuántos españoles con trabajo estarían dispuestos a pagar de su sueldo 50, 100 ó 150 euros al mes si eso les garantizase que sus futuras pensiones están blindadas? No se hace. Es más fácil excitar miedos con mentiras como la de la insostenibilidad de las pensiones.

3. La pensión española es alta. Falso. Mendaz. Hiriente de puro irreal. España tiene una pensión media anual por jubilado de 11.702 euros, con lo que solo en Grecia (8.362) y Portugal (7.099) cobran menos. Y ojo que hablamos de medias: si se observan las mínimas que cobran tantos ancianos (la mayoría viudas), entendemos la razón por la que nuestras abuelas compran en el supermercado los yogures de uno en uno. Esas dificultades y la baja pensión española en comparación con Europa ya existían antes de la reforma de Rajoy, por lo que no cuesta imaginar los efectos de unos cambios aprobados por decreto y sin negociar que harán aún más miserables las pensiones conforme pasen los años. Por eso el argumento de que los españoles cobran pensiones de lujo, fabricado por el PP y sus fundaciones satélite, y extendido por los palmeros mediáticos de la derecha española, es hiriente.

De nuevo los datos desnudan la mentira. Un danés medio cobra de jubilación 18.579 euros al año, un 61% más que un español. Y en Alemania, la austera Alemania merkeliana, un jubilado tipo recibe 17.304 euros al año. Casi el doble que un jubilado medio español. Con razón a nórdicos y centroeuropeos les da para tener por costumbre comprarse una casa en Mallorca o el Levante español para pasar sus años de vejez. Los españoles no tienen esa fortuna. Ni la tendrán: los recortes en las pensiones, unidos al paro juvenil y la reforma laboral que baja salarios, convertirá a los chavales que hoy tienen 20 años en jubilados miserables de pensión mínima, o abuelos que trabajan hasta los 80, gracias a decretos como el último de Rajoy, que abre la puerta a trabajar después de la jubilación y cobrar parte de la pensión.

Así que también cae por su peso el argumento de que hay que rebajar la pensión media. Hoy la pensión de un español medio ronda el 47% del salario que cobraba entre los 50 y los 60 años, muy por debajo de la media europea. A ello han contribuido los golpes al pensionista propinados por la reforma de Zapatero (2010) y la de Rajoy (2013). Ninguno de los dos iban a tocar las pensiones, pero ambos las tocaron. Y no solo aumentando la edad de jubilación o reduciendo las posibilidades de jubilación anticipada: el mayor golpe a las futuras pensiones jamás propinado lo dio la reforma laboral del PP, pensada para reducir los salarios de hoy y las pensiones de mañana (que se calculan sobre esos salarios devaluados).

4. La crisis amenaza a la sosteniblidad del sistema de pensiones. Falso. Y absurdo. Hoy estamos en crisis. Llevamos cinco años en ella, pero en el peor de los casos saldremos del agujero en el año 2020-2025, según las previsiones de los economistas más agoreros. Esta reforma se hace para bajar las pensiones que se cobrarán durante el resto del siglo XXI, las que cobraremos entre 2030 y 2070 los que hoy tenemos entre 20 y 50 años. ¿Qué sentido tiene hacer una reforma de pensiones por una crisis que no existirá cuando el gasto en pensiones suba de forma dramática? Es nuevamente pura mascarada ideológica: con el argumento de que hay crisis hoy, destruyen un sistema de pensiones con más recorrido que el presente, y por el camino no se atreven a tocar las bonificaciones a planes de pensiones privados que excluyen a las depauperadas clases medias.

Evolucionamos de la solidaridad del Estado de Bienestar al liberalismo del tonto el último. Y con argumentos falsos. De hecho, el problema en el futuro del sistema de pensiones no se deriva tanto de lo que cobrará cada pensionista (que ya hemos visto que es ridículo, en comparación con Europa) como de la falta de cotizantes: España se hace vieja. ¿Qué hace este Gobierno, tan pretendidamente preocupado por el futuro, para estimular la natalidad o la inmigración de jóvenes extranjeros cualificados? Absolutamente nada. O más bien lo contrario a lo debido, acrecentando el problema: los jóvenes españoles, más cualificados que sus padres y sus abuelos, están optando por irse, y los que se quedan tienen difícil pensar en tener hijos en un país que no les da trabajo (53% de paro juvenil) ni les permite emanciparse. Así que España envejece y la juventud huye del país que estaban llamados a modernizar. No extraña que se vayan, visto el horizonte.

5. Estas reformas solo afectarán en el futuro. Falso. Por un lado apelan a la crisis de hoy para planificar un futuro en el que ya no estaremos en crisis y por otro nos tratan de tranquilizar con la mentira de que las reformas no afectan hoy. Y sí lo hacen. ¿Qué efectos tienen, por ejemplo, los cambios  recién introducidos por Rajoy sobre los trabajadores de más de 50 años? Pues dramáticos. Por un lado, esos veteranos del trabajo son carne de cañón gracias a la reforma laboral aprobada en febrero de 2012, que abarata su despido tanto que en el último año las empresas han puesto en el punto de mira a la mayoría de trabajadores veteranos (generalmente mejor pagados, tras años de dedicación). Y para completar el golpe al cincuentón trabajador, esos empleados se encuentran con que su pensión se va a calcular teniendo en cuenta estos años que les quedan hasta la jubilación a los 67, en los que previsiblemente estarán en paro (póngase a buscar un trabajo con 55 y verá lo que hay). Resultado: una carrera de trabajo y esfuerzos devenida miseria en la madurez, salvo que tenga ahorros, de esos a los que ahora le ha puesto la proa esta Unión Europea empeñada en convertir al sur en una región de parias al servicio del norte y el centro del continente. 

¿Y qué supone la reforma para los jóvenes? Pues que tendrán que cotizar más años por tener la pensión máxima, algo que para muchos ya es un objetivo inalcanzable: cotizar 35 años antes de los 67 cuando tienes más de 33 y te has pasado desde que acabaste la carrera en paro es matemáticamente imposible, por no hablar de que la precariedad del trabajo es tal que los salarios que servirán de base de cálculo condenan a la mayoría a un sueldo ridículo y una pensión ridícula.

Así que sí, las reformas machacan hoy y trituran mañana, por mucho que digan lo contrario los mismos que prometieron que si algo no tocarían serían las pensiones. Pero así es nuestra democracia: falaz.

Acerca de albertomagro

Hago el perro perrodismo en un mundo perro al que le sobran letras y le faltan ideas. Yo junto lo que sobra, por si acaso.

Comentarios

2 comentarios en “Cinco mentiras y una estafa: la reforma de pensiones

  1. Brillante!

    Publicado por Roi | abril 1, 2013, 8:19 pm
  2. Magnífico!

    Publicado por Carmen porcel | abril 27, 2013, 9:02 pm

Deja un comentario