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Mariano no sabe (ni quiere saber)

Acude Mariano al Congreso a confesar que no sabe. Que está de paso. Que llegó a gobernar como de rebote y rebota de ocurrencia en ocurrencia, gobernando a empujones. Improvisando más que ZP en un Pasapalabra. Despistado. Ignorante. Superado. «Si no puedo reducir gastos ni aumentar ingresos, dígame cómo hago para reducir el déficit», reta el presidente ignorante al exvicepresidente Rubalcaba, el mismo socialista que hace solo siete meses le dio en un programa electoral no menos de 50 ideas que con ZP no supo aplicar para ajustar gastos y aumentar ingresos sin tocar el IVA ni destruir servicios públicos básicos como la educación y la sanidad. Rubalcaba sabía y no lo hizo, Rajoy ni sabe ni lo hace. O mejor dicho: no quiere saberlo porque no quiere hacerlo. Porque opciones alternativas a subir el IVA un 21% para hundir aún más el consumo hay. Como hay alternativas a recortes brutales en sanidad y educación por valor de 15.000 millones. Otros caminos son posibles, solo que Rajoy no los explora. Y esta vez no es por vagancia, ni por que haya Eurocopa o Tour en la tele, es por puro capricho ideológico, por aquello de no pisar callos que le alejen de una vida de vino y rosas cuando salga de Moncloa (quizá antes de lo previsto). Rajoy dice que lo que hace es el mal menor, pero nuevamente miente.«¿Cómo lo hago?», pregunta, haciéndose el tonto mientras a todos toma por tontos. Señor Rajoy, si quiere ideas, algunas circulan ya por Twitter, agrupadas en un elocuente #CómoLoHago. Aquí tiene algunas de ellas. Seguro que hay más.

Mariano, si no sabes, te enseñamos

1. Impuesto a la riqueza: querido presidente (es un decir), si necesita ingresos, búsquelos entre ese 10% de la población que posee el 80% de la riqueza. Es tan sencillo como fijar un impuesto sobre la riqueza o sobre el patrimonio de quienes más tienes. Sin ir más lejos, Hollande es lo primero que ha hecho en la vecina Francia: ha incrementado un 75% (casi el doble) los impuestos a las familias con más de 5 millones de ingresos. Y no solo eso: dedicará el dinero recaudado a fomentar la contratación de jóvenes titulados. Aquí Zapatero propuso un gravamen sobre la riqueza. Lo hizo tarde y mal, cuando ya se iba y el PSOE estaba en campaña, pero lo hizo: fijó un impuesto de patrimonio para quienes tienen bienes sin carga hipotecaria por valor de más de 700.000 euros. La recaudación prevista eran 1.400 millones. Muchos. Suficientes como para no tener que reducir el paro a los parados, por ejemplo. Por la red circula además una iniciativa para recuperar el 33% de IVA para los productos de lujo. Así que hay otros caminos, claro que los hay. Siga leyendo si no lo cree.

2. Recorte lo que de verdad sobra: querido presidente manirroto con lo ajeno, si lo que le sobra a España, como usted mismo dice, son duplicidades y triplicidades en la administración y despilfarro público, ¿por qué recorta en servicios tan básicos y valorados por la ciudadanía como la  sanidad y educación? ¿Considera que la sanidad y la educación son un despilfarro? Si el problema son las duplicidades y triplicidades, elimínelas. Ahí tiene 41 diputados, 7 cabildos y 4 consejos insulares para empezar. Hay más: ahí tiene un Senado con 266 representantes y escasas funciones. Abundan también las empresas, consorcios, agencias y organismos cuya única función es hacer hueco a afiliados del partido a los que se deben favores. Empiece por ahí. Empiece por ellos.

3. Menos privilegios políticos: que los políticos cobren solo el salario medio español. Querido presidente ignorante, en las cámaras de representación democrática se paga a los políticos sueldos que poco o nada tienen que ver con el salario de los ciudadanos sobre los que deciden. El salario medio español (bruto) son 24.400 euros al año, pero en el Congreso se encuentran sueldos de diputados que frisan los 100.000 euros, mientras en cámaras autonómicas como los parlamentos de Balears, Cataluña o el País Vasco (por citar los más generosos con el dinero ajeno) los políticos se embolsan mas de 60.000 euros al año. Es decir, un político recibe hasta cuatro veces más que el ciudadano medio sobre el que decide. Y el ciudadano medio ya es un privilegiado en este país de saldos. Entre 60.000 y 100.000 euros son de hecho hasta quince veces más de los 600 euros mensuales con los que viven muchos parados, a los que ahora se condena a miseria con la rebaja de una prestación que el PP ve excesiva desde sus escaños de oro. Difícilmente puede comprender un político de 7.000 euros al mes las dificultades para llegar a fin de mes de los ciudadanos inframileuristas a los que gobierna. También en esto Hollande ha tomado medidas, reduciendo hasta un 40% los salarios políticos. Esta propuesta va en esa línea: que ningún político cobre más del salario medio. Es decir, 24.400 euros. Estamos dispuestos a ser flexibles: aunque los políticos cobrasen un 50% más que ese salario medio (36.600 euros, que se dice pronto), los ciudadanos seguirían costando menos de la mitad de lo ahora nos cuestan. Vistos los nulos resultados de nuestros gestores políticos a la hora de sacarnos de la crisis, 3.000 euros al mes (36.600 al año) son mucho más de lo que los logros de nuestros diputados merecen.

4. No elimine paro, elimine parados. Querido presidente incompetente, si quiere reducir lo que España destina a sostener a quienes han perdido su puesto de trabajo, facilite su contratación. Menos parados significa menos gasto en paro, como incluso usted, querido presidente, comprendería si se lo explicasen despacio. Más impuestos, en cambio, significa menos empleo. Hay medidas que ayudarían a facilitar la contratación: subvencione al 100% el coste de Seguridad Social en los contratos que las empresas hagan a parados (y mantengan su anterior plantilla, claro, que para purgas ya tuvimos su reforma laboral, querido presidente despedidor). Las empresas no cotizarán por ellos, pero a cambio tampoco lo hará el Estado, que de paso se ahorrará la prestación de desempleo de los contratados.

5. No premie al evasor, persígalo (y cóbrele). Las grandes empresas evaden al año 44.000 millones de euros. Muchos.  Más de los que usted, querido presidente, prevé recaudar con la subida del IVA en tres años. Ahí tiene el verdadero ajuste que necesita: en vez de darle amnistías a los grandes evasores mientras vacía los bolsillos de los ciudadanos cumplidores, cree un tipo fiscal específico para todas las empresas que tengan dinero en paraísos fiscales. Y utilice el dinero de ese impuesto para reforzar una inspección fiscal hoy en pañales. Quizá eso le aleje de los puros en yates de grandes empresarios que con tanto gusto se fumó en su día en Mallorca, Galicia o Marbella, pero cada puro que usted no se fume será un puro menos que pagamos entre todos.

6. Aleje a las empresas evasoras de los contratos públicos. Casi todas las empresas del Ibex 35 tienen cuenta en paraísos fiscales. No es de recibo que compañías que engañan al fisco a gran escala se beneficien de contratos públicos. La receta es más simple que su encefalograma: excluya de los concursos públicos a las empresas que no estén al día con Hacienda y a las que dispongan de compañías, cuentas o sociedades de apoyo en paraísos fiscales. A Florentino le dolerá, sí, y el palco del Bernabéu igual no es tan amable con usted, querido presidente futbolero, pero las cuentas públicas se lo agradecerán. Y algunos canapés menos con Florentino moldearán su figura, sin duda.

7. No castigue el autoempleo, promuévalo. Subirle a los autónomos la retención por IRPF del 15% actual al 21% que pagarán desde el 1 de agosto es una canallada. Para un autónomo, un aumento del IRPF del 40% (sí, el 40%, se lee pronto, pero cuesta pagarlo) es poco menos que una estocada mortal. Lo único que consigue con esta medida de saqueo es cerrar otra puerta a los miles de parados que le han echado arrestos y se han lanzado al autoempleo ante la falta de ofertas de trabajo. A ellos, los más valientes en esta crisis que a casi todos acobarda, en vez de subirles el IRPF debería subvencionarles al 100% durante los primeros años la Seguridad Social. Eso reporta dos beneficios a las cuentas públicas: menos gasto en parados y mayor actividad económica, con la consiguiente recaudación pública. También genera empleo si el negocio sale adelante, no solo autoempleo. Lo contrario, lo suyo, no es una política fiscal, es un simple y burdo atraco legal. Robin Hood, pero al revés: robarle al pobre para salvar al rico. Una heroicidad inevitable, según usted.

8. Trabajar es más importante que rezar. La Iglesia recibe al año 11.000 millones públicos, entre subvenciones y exenciones fiscales. Ese dinero es más del que se pretende recaudar con copago, o del que se ahorrará con todo el ajuste sanitario. También es mucho más del que se le quita ahora a los parados. Nuevamente, querido presidente meapilas, la receta es fácil: empiece a recortar por los templos y las biblias, no por los parados, las empresas, los servicios básicos y los bolsillos de los ciudadanos.

9. Recorte en lo que sobra. Querido presidente agorero, mire nuevamente a Francia, donde Hollande está vendiendo la flota de coches oficiales para hacer caja. O observe otros países de la UE que utilizan software libre para la administración, en vez de pagar costosísimos programas que solo benefian a grandes compañías (que encima tributan en el extranjero). Son apenas dos ejemplos, hay más. Solo hace falta ver viajes como el que hizo a Polonia para disfrutar del fútbol horas después de anunciar el rescate de España.

10. Utilice su cerebro, o contrate a quien tenga uno: la décima sugerencia, querido incapaz, no es una y mía, sino una propuesta coral y generosa de ciudadanos con más imaginación que usted. Son ideas que circulan en debates de barra de bar y foros para internautas, propuestas para que se apueste por la innovación y la exportación, no por el ejército y las armas, y consejos tan lúcidos como que el dinero del rescate bancario ayude a pagar hipotecas, reduciendo de paso la morosidad bancaria y abriendo el grifo al crédito. Se puede hacer mucho más con los 100.000 millones de deuda pública que le dará a sus amos banquero: úselos por ejemplo para hacerse con su bolsa inmobiliaria y colocarla en el mercado con precios competitivos de alquiler o venta. Cierto es que escuece no favorecer al poderoso, sobre todo si se ha medrado siempre así, pero como usted mismo dice: no queda más remedio. Sacrifique al que puede, no al que no tiene.

Como ve, querido presidente inocurrente, son IDEAS, así, con mayúsculas. Ideas en algunos casos brillantes, alternativas de esas que a usted le faltan, de las que nos ofrecen por primera vez en la historia la extraña humillación de que cualquier ciudadano tenga más imaginación que un presidente que lloriquea en público porque no sabe qué hacer. No llore. Y sobre todo, no mienta: si no sabe es porque no quiere. Aquí tiene diez ideas. Hay más.

(Este es un post abierto, en crecimiento, no un decálogo cerrado: vuestras propuestas serán bien recibidas y añadidas, tanto con comentarios en este blog como en mi cuenta de twitter @alberto_magro o en el hashtag #CómoLoHago. Gracias a todos por anticipado. Pensemos entre todos lo que quienes tienen que pensar no piensan).

Acerca de albertomagro

Hago el perro perrodismo en un mundo perro al que le sobran letras y le faltan ideas. Yo junto lo que sobra, por si acaso.

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