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Gobierna una trituradora de empleo

¿Con qué cara un Gobierno que hace dos semanas aseguró que seguiríamos con récord de paro hasta al menos el año 2016 sale hoy a vendernos que vamos «por buen camino»? Pues con una cara muy dura, cemento armado y sonrisa mendaz e impostada, elementos imprescindibles para reírse de los más de seis millones de … Sigue leyendo

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  • Carlos Manera es economista, catedrático, profesor en Barcelona, en Palma y en la London School of Economics, escritor y, sobre todo, exconseller de Economía del último Govern socialista de balear. Ese sobre todo se marca en su rostro: un año alejado del poder le ha devuelto el color. Ha ensanchado su sonrisa y su perspectiva. En su último libro "Capitalisme desfermat" (capitalismo desatado) pone en solfa las tesis de la austeridad y arremete contra quienes en su "obstinación" "nos llevan a la catástrofe" —Leo en su libro la paradoja inexplicable: cómo el liberalismo a ultranza que hizo estallar la crisis ha acabado imponiendo sus tesis de que la solución es la austeridad extrema y el desmantelamiento del estado de bienestar. ¿Cómo unos postulados que no funcionaron y causaron la crisis se convierten en solución?  —Muy buena pregunta. El problema de partida de la crisis está en la desregulación del sistema financiero. Esto provoca una bola especulativa desconectada de la economía real que es la base de todo. De la caída de Lehman en 2008 a mayo de 2010 la respuesta fueron políticas de carácter más keynesiano, más públicas, despreocupadas por el déficit, hasta que se recupera Alemania, que es cuando en mayo de 2010 se da un giro copernicano y se va a políticas de austeridad, que es lo que aún impera. Y nos lleva a la catástrofe con una obstinación enfermiza: tenemos un enfermo anémico, no tiene hierro, está postrado, y le aplicamos una sangría. —En una entrevista como esta, el economista y consejero del Banco de España López Casasnovas decía que había una confusión con el debate sobre austeridad y crecimiento. Decía que España y Balears, ahogadas en sus finanzas públicas, han de hacer austeridad y Alemania y quien tiene dinero y financiación pública barata, estimular al sur de Europa. ¿Ve usted a Merkel estimulando al sur de Europa? —No, en absoluto. Mientras Alemania no tenga un problema grave y pueda exigir sacrificios a los demás, Merkel no cambiará. —Pero ya tiene un problema grave: se habla del fin del euro. —Sí, y si siguen por esa línea de asuteridad a ultranza matarán la gallina de los huevos de oro. Alemania de cada 100 euros, 42 los vende a la Unión Europea: si asfixia a sus potenciales clientes, se va a meter en problemas más graves. —“Nos llevan a la catástrofre”. ¿Qué teme?  —La deflación, la caída vertiginosa de los precios. Estamos en la antesala de un proceso deflacionista de primera magnitud. —¿Qué supondría para la ciudadanía y las empresas? —Es letal. Es el rasgo característico de las dos grandes crisis de la historia del capitalismo mundial. Los precios se desmoronan porque la gente no consume ni gasta, no hay crédito ni inversión, en definitiva, no circula el dinero. Alemania está rozando el 1% de inflación subyacente. Es la antesala de la deflación. La gente dejaría de consumir todavía más y, como no se vende, no hay estímulo para los productores: no se piden préstamos ni se contrata gente, así que hay más paro. Es letal. —¿España merece pagar sus bonos a 10 años al 7,5% y una prima de riesgo superior a 600 puntos? —No, no. La deuda pública sobre PIB de España es inferior a las de Alemania, Japón, Inglaterra o Estados Unidos. No se justifica más que de una manera: España no tiene banco central, y esos países sí. Yo plantearía que no se permita que las primas de riesgo suban de 200 puntos. Si suben de eso, el BCE tendría que comprar deuda de los países afectados. Para conseguirlo hay que imprimir más moneda, como la Reserva Federal (EEUU). —Dice que austeridad, no. Pero recuerdo que le entrevisté hace un año, días antes de las elecciones y dijo algo que armó revuelo: que había que amortizar 800 empleos públicos al año...  —Sí, me acuerdo perfectamente. Esto que le estoy contando no se contradice con que haya austeridad en el sector público, pero yo creo que se ha puesto la lupa solo sobre el sector público, cuando la deuda pública es muy baja en relación con la del sector privado. Hay vías para corregir los problemas, pero no de forma tan leonina como se está haciendo, por las bravas. Tienes que negociar siempre con los sindicatos, como también decía en esa entrevista. Contención de gasto, sí, pero cerrar servicios públicos, no. Cerrar hospitales es lo último. —También decía entonces que si ganaban las elecciones, después habría que quitar empresas públicas, que 170 no eran sostenibles. ¿Por qué después y no antes? Tuvo cuatro años... —De acuerdo. Uno debe hacerse autocrítica. Tocar el sector público tenía enormes dificultades: había en primer lugar que ver qué se hacía con la deuda de las empresas públicas, en algunos casos muy elevada. Luego hablamos de empresas que tienen mucha gente: hay que ver de qué forma se racionalizan las plantillas, no es sencillo. Y hay un coste político en hacer eso, pisas callos. —En un momento crítico, ¿no están los gobiernos para pisar callos si lo exige el bien común?  —Efectivamente, y yo creo que ahí el Govern anterior tenemos que hacer esa autocrítica.Es muy fácil decirlo ahora, a toro pasado, pero con la que nos cayó encima y los movimientos que hicimos también hubo cosas bien hechas. Fuimos la primera comunidad que empezó a recortar y contener gasto, en los presupuestos de 2010. —Usted se las tuvo tiesas con sus compañeros de Govern para que ajustaran. Lo mismo le pasa a su sucesor. ¿Por qué es tan difícil que los políticos entiendan lo que los especialistas de Hacienda ven indispensable? —Tienes que plantearle a tus compañeros, aunque sean de partido, que no pueden gastarse todo lo que quisieran. Entiendes que quieran pasar a la posteridad, pero han de entender que no puedes dejar agujeros. Al president Antich le decía una cosa: “Sigue lo que decía Olof Palme [casi mítico exprimer ministro sueco]: hazle caso en un 90% a tu responsable de finanzas y el 10% restante que se lo quede el presidente para su arbitrariedad”. ¿Por qué? Esto no gustará a mucha gente, pero lo cierto es que todo el mundo pretende engañar al presidente, menos el de Hacienda, que conoce los números y no quiere que nadie se dé un batacazo. —Bueno, no lo tengo tan claro. Su sucesor, el vicepresident económico, José Ignacio Aguiló, dice que no gastará lo que no tenga y no endeudará a generaciones futuras, mientras va al máximo de endeudamiento permitido, eleva la deuda balear a máximos históricos y va a incumplir con el déficit. ¿No es eso engañar al president y a todos los baleares? —Sí, claro, es engañar. Al president tiene que decirle siempre la verdad . Y luego dependerá del president y los equilibrios políticos que pueda hacer si prioriza lo que le dice el de finanzas u otro criterio. —Apuesta usted por más inversión pública. Vale pero, ¿de dónde saca el dinero si los mercados están cerrados, más para autonomías con deuda excesiva, como esta? —Este es el tema. No vas a conseguir el crédito o la confianza de las entidades financieras si tu emites mensajes erráticos. No puedes decir que no puedes pagar nóminas y al día siguiente ir a pedir préstamos. Yo eso se lo dije a Bauzá [actual president, con el PP] hace un año. Hace unos días [el ministro de Hacienda] Montoro dijo que no había dinero para pagar y la prima de riesgo subió. Eso no se puede hacer. Eso penaliza muchísimo la confianza y en economía la psicología es vital. —Faltan ingresos, pero el Govern del PP es de los pocos que no aplican el impuesto a los grandes patrimonios... —Eso es un lujo asiático. —Y se aplica una amnistía fiscal pensada para grandes fortunas mientras se suben impuestos como el IVA o el IRPF a clases medias y empresas. Rajoy lo ve indispensable. ¿Lo es?  —No es razonable. Es muy difícil pensar que la gente que tiene grandes fortunas opacas vaya a ser tan dadivoso de hacerlas aflorar pagando un 10% sin necesidad. No tiene sentido y agudiza la idea de una fiscalidad asimétrica. —Los inspectores de Hacienda dicen que ese doble rasero que premia al evasor y sube impuestos al cumplidor aumentará la economía sumergida  —Creo que así será. Si ves que la gente con mayor capacidad se va de rositas o que los impuestos los pagan las clases medias-bajas… Estamos en un proceso de pauperización de la clase media y esto va a costar tiempo recuperarlo. —También vemos grandes fugas de dinero a paraísos fiscales, casi 50.000 millones solo de las grandes firmas del Ibex 35. ¿Qué haría que no hizo cuando gobernaba para combatir esas fugas y esa economía sumergida? —Nosotros en la Agencia tributaria montamos una oficina contra el fraude fiscal que hizo aflorar en 2009-2010 un total de 60 millones de euros… —Una pequeñísima parte… —…sí, es una partida pequeña, pero no es fácil aflorar esto. Pero 60 millones son relevantes. La economía sumergida en Balears está entre el 18 y el 22% del PIB, estamos hablando de 5.000 millones de euros de economía sumergida al año. Es un contingente importante, que de ahí afloren 60 millones es poco, estoy de acuerdo, el chocolate del loro, aunque sea muy bueno para Hacienda. No hay una receta mágica para solucionar eso: la posibilidad de esconder el dinero es muy alto. Una buena ley de mecenazgo ayudaría: haría que empresarios grandes que ahora lo tienen muy fácil para evadir y lo hacen, invirtieran en cultura, en mecenazgo, en patrocinio, de modo que les redundara fiscalmente de forma positiva. Aquí no se ha hecho pero está demoda en Estados Unidos, Francia, Alemania, REino Unido. Es una vía a explorar. Pero reconozcamos que nadie puede llegar y decir que lo va a hacer en un momento, porque no es fácil. La economía sumergida y los paraísos fiscales son clave en ese capitalismo desbocado del que hablamos. Por eso otra medida importante es poner una tasa para los movimientos internacionales de capital. —El PP ganó el Gobierno en Balears y en el Estado diciendo aquello de que bajando impuesto se recaudaba más, como llegó a afirmar el vicepresidente Aguiló antes de subirlos y crear algunos nuevos.  ¿Se ha dado un baño de realidad o es realmente tan mala la herencia como el propio vicepresidente dice casi cada semana? —Aguiló se ha dado un baño de realidad y está descubriendo algo que los que explicamos historia económica hace tiempo que conocemos bien: no hay ni un solo caso, ni un solo ejemplo en la historia en el que la curva de Laffer [que bajando impuestos suba la recaudacion] se cumpla : al contrario, si bajas impuestos no recaudas más. Es absurdo pensarlo.  Es una visión muy ideológica de la economía y por eso pienso que se ha dado un baño de realidad. Nuestra herencia era dificultosa, no lo voy a negar, se incrementó déficit y deuda pública, pero no era tan calamitoso como se ha hecho creer. Hay datos oficiales que son claros: desde 2010 a mayo de 2011 llevábamos tres trimestres seguidos de crecimiento en Balears y reduciendo la tasa de paro en términos intermensuales y con una política de inversión pública que no tenían dificultades de financiarse. Dejamos un paro en el 21%, un déficit en el 4% y una deuda del 15% sobre PIB; ahora estamos con un paro casi en el 30%, el déficit cerraré en el 3,2% pese a los sacrificios comunicados. Así que la política económica que implementamos dio resultados positivos, pero la que se está implementando ahora, no. —Eso es como decir que este Govern se ha cargado la recuperación... —Este Govern se la ha cargado, sí... Este Govern y las circunstancias: no voy a ser tan ingenuo de echarle unas culpas como las que ellos me echaban a m.  ¡Casi había causado yo solo la crisis mundial! No: Aguiló se ha encontrado una coyuntura muy difícil, se ha agravado la crisis, es peor la situación en Grecia, Irlanda, Portugal, Alemania… pero además de eso, este Govern ha sido muy torpe. —Pero confiese: usted también planeaba subir impuestos como el de la gasolina y algún otro...  —Confesaré que yo acariciaba seriamente la ecotasa. Tenía estudios actualizados que me decían que la capacidad recaudatoria era superior a 100 millones al año, pensando que ese fondo se destinase a inversiones que mejorasen nuestro producto turístico, no a hacer un cajón de sastre como fue la ecotasa anterior. La ecotasa significaba tres veces menos que el impacto de la subida de IVA. Cada punto de IVA son unos 2.000 empleos. También tenía en la mesa el céntimo sanitario: no sería muy crítico con esto, teniendo en cuenta las necesidades de hacienda. Lo que revuelve las tripas a los que hemos estado gobernando es que los tipos que ahora gobiernan en Madrid y Balears decían tener la solución a todo: iban a cuadrar las cuentas públicas sin subir impuestos, al contrario, bajándolos; iban a pagar a los proveedores a 25 días… Ellos tenían información precisa para saber que eso era inviable, pero aún así se presentaron a las elecciones diciéndolo. Eso en un engaño a la población: eso es lo que yo censuro. No censuro que Aguiló haya subido impuestos o Bauzá vaya a colocar la deuda en 7.000 millones: lo que censuro es la retahíla de mentiras, tergiversaciones y vaguedades que se han ido diciendo sobre la gestión del equipo anterior, sobre la situación de Balears y sobre sus propias intenciones políticas. —La crisis pública española se agrava cuando España pide un rescate para su sector bancario. Es decir, los bancos hacen agua y se ataca a las autonomías. ¿Por qué?  —Hay un componente ideológico contra las autonomías de primera magnitud aquí. Y hay una esquizofrenia absoluta en política económica en Europa. Lo que Merkel exige a España no lo aplica en Alemania: a sus landers los trata de forma muy diferente a Grecia, España o sus autonomías. Merkel tiene landers con 27.000 euros de deuda por habitante, caso de Bremen, cuando aquí estamos en 4.000, y Grecia tiene 31.000 euros de deuda por habitante. Es decir: Merkel tiene landers en estado griego y así y todo su política con los landers es generosa. Berlín está casi quebrado en este momento, como Bremen: son estados ricos, no pobres, pero están en niveles griegos. Lo que se aplica en un sitio se deja de aplicar en otro. Las exigencias de Montoro en su fondo de rescate para las autonomías son similares que las que Merkel le pone a Grecia, cuando en su día Montoro se quejó de las exigencias que le hacían a España. —Es decir entre impuestos y ajustes, ciudadanos y autonomías pagan la crisis de los bancos...  —No, los bancos no pueden irse de rositas con esta historia. El sistema financiero es el gran responsable de esta crisis. Puede culpabilizar a una familia porque se haya comprado un coche o un piso, pero no me parece que eso sea ni mucho menos vivir por encima de las posibilidades de uno. Los bancos tienen una gran responsabilidad: deben pagar una quita muy importante de todo esto. Y sobre todo sus dirigentes no pueden irse como se están yendo. —Usted en su día se quejó de la deslealtad del Gobierno Zapatero, por traspasarle sus problemas de déficit a las autonomías. El de Rajoy está repitiendo jugada. ¿Es desleal con Bauzá? —Rajoy esta siendo desleal con Bauzá como lo fue con nosotros Hacienda en tiempos de Salgado. El gobierno central no puede centrifugar los déficit a las comunidades para arreglar el suyo. Si en España somos los primeros que lanzamos mensajes de desvarío contra las comunidades, pues desde fuera las atacarán. Las comunidades han gastado mal, pero no se puede generalizar. Han hecho aeropuertos donde no toca, autopistas innecesarias, Palma Arenas… pero no se puede decir que sean malgastadoras de un modo general, entre otras cosas porque asumen más del 50% del gasto social público y tienen una capacidad de ingresos del orden del 20-30%, por tanto, tienen un margen de maniobra muy escaso. —Casi lo único de su gestión que alaba con la boca pequeña el Govern balear actual es la mejora del sistema de financiación, que nos deja en la media de financiación. ¿Pero de qué sirve conseguir 400 o 500 millones más y ponerse en la media, si luego el Estado deja de pagar esa misma cantidad en inversiones estatutarias que son letra de ley?  —Hay un enorme grado de incumplimiento y e deslealtad por parte del Gobierno central. Nosotros conseguimos multiplicar por cuatro las inversiones del Estado en Balears. Claro, que eso exige una negociación continua. Es decir, el Estado de motu propio no te manda este dinero, hay que dar la batalla. Si tu Govern no hace nada, no reivindica, no se mueve, se va a la Consejo de Política Fiscal y todo lo parece bien, no reclama nada y da palmaditas al ministro, pues evidentemente no te van a dar nada, como está pasando. —¿Qué le parece la Ley de Crédito Extraordinario de Aguiló, que pretende usar un crédito ya se ha gastado para aumentar partidas de presupuesto para las que no tiene dinero?  —Me parece una trampa contable, que es seguir con políticas de tiempos de Matas: meter ingresos que se saben que no van a tener, supongo que para alargar la intervención al máximo y generar, sobre todo, expectativas de gasto. El problema es que haciendo estas cosas afectas a tu credibilidad. Cuando llegué la herencia de Matas era de esto: tuve que pagar dos veces el Palma Arena, dos veces el metro, las autopistas a precio de canario joven…Así no vas a ninguna parte. —Todos las previsiones apuntan a que vamos de nuevo de cabeza a la recesión, que además será más profunda que la anterior. ¿Hasta dónde va a llegar el paro? —Es fácil que nos coloquemos en el 30%. Nos espera un invierno laboral muy duro, aunque esto es recurrente cuando hablamos en Balears en verano del invierno. Pasaba ya antes de la crisis. Pero ahora no es que aquello de "que viene el lobo". Hay datos objetivos que lo apuntan. —¿Qué haría Carles Manera que no hizo cuando era conseller de Economía? —Yo lo que hubiera hecho que no hice es elaborar un presupuesto 2008 menos expansivo. Creció un 14%. Hubiera sido más comedido. El segundo  presupuesto fue más comedido, y el tercero fue una contracción cercana al 8%. —En su libro recoge una frase divertida de la reina Isabel II en la London School of Economics, en la que les afea a todos los economistas que la crisis nos pillara por sorpresa. ¿Fracasaron los economistas? —Totalmente. Yo lo que me corresponde me lo apunto: fracasamos.  —Y aún así les seguimos pidiendo previsiones. —[Risas]. Sí, aún así. Y no llevaré el ascua a mi sardina: fracasamos por no conocer la historia económica. —Imperdonable en un catedrático de historia económica… —Sí [se ríe, él es catedrático de Historia Económica], y yo me hago esa autocrítica. Pero cuando lees autores más sabios que tu e instituciones o señores como Greenspan, Trichet... que dicen que esto va a durar poco. O el FMI con 2000 economistas en nómina que no lo vieron… Aunque nada de eso me exculpa. —¿Saldremos de esta? —Sí, sin duda —¿En euros o en pesetas?  —Buena pregunta esta. Yo creo que en euros. —¿Volveremos a ver a Manera en política o seguirá con los libros y las clases? —No creo que me vuelvan a ver en política. Nunca puedes ser taxativo diciendo "¡noooooo! ¡De ninguna manera!" Es más creíble mi respuesta por eso. Pero hoy digo: no.